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martes, 1 de noviembre de 2022

Cartagena, también pionera del fútbol español

El 10 de febrero de 1873, incapaz de hacer frente a los problemas que se le presentan, Amadeo I renunciaba a la corona de España. Atrás quedaban dos años de efímero reinado. Su renuncia al trono suponía también el fracaso de la monarquía democrática instaurada por la Revolución de 1868, la Gloriosa. Al día siguiente, 11 de febrero, el Congreso y el Senado proclamaban la República, única alternativa capaz de mantener viva la llama (y el espíritu) de la Gloriosa, cuyo primer presidente sería Estanislao Figueras, hombre que renunciaba al cargo pocos meses después.

Las elecciones a Cortes Constituyentes de mayo de 1873 otorgaron la victoria a los republicanos federales. El federalista moderado Pi i Margall es elegido nuevo presidente de la República. Con él al frente, los federalistas moderados tratan de sacar adelante una nueva Constitución, pretendiendo dar fin al Estado centralizado para dar paso a una España formada por 17 estados con amplía autonomía.


Frente al proyecto de los federalistas moderados se encuentra el de los federales intransigentes, quienes abogan por una República cantonal, a la que debía llegarse mediante la insurrección y la adhesión voluntaria de territorios. Su llamada a la insurrección obtuvo pronta respuesta en Cartagena, que se subleva el 12 de julio de 1873. En pocos días, la sublevación cantonal se extiende por Andalucía, Murcia y Valencia, con decenas de ciudades proclamándose cantones independientes.

La insurrección cantonal acabaría provocando la caída de Pi i Margall, que es sustituido por Nicolás Salmerón, otro federalista moderado. Inmediatamente, Salmerón recurre al ejército para acabar con la sublevación. La mayoría de los cantones son reducidos, pero Cartagena resistiría durante meses.

El sitio de Cartagena por parte de las tropas gubernamentales se alargó hasta el 12 de enero de 1874, momento en que se produce su rendición y, con esta, el fracaso de la insurrección cantonal. La ciudad, exhausta, hambrienta y destruida, había capitulado.

Atrás quedaban meses de asedio, pero lo que jamás llegamos a imaginar es que también quedaba plantada la semilla del fútbol. Hoy, casi 150 años después, nos topamos con un sorprendente descubrimiento: en Cartagena ya se jugaba al fútbol en 1873. Y, como suele ocurrir cuando de fútbol decimonónico se trata, de nuevo debió ser la prensa británica de la época quien tuviese que dejar constancia de los hechos.

El siguiente artículo, publicado por el Hampshire Telegraph el 29 de noviembre de 1873, testimonia la práctica del fútbol en Cartagena, otra pionera del fútbol español. El documento, digitalizado en The British Newspaper Archive, es un verdadero tesoro para la historia del fútbol nacional.


A continuación, se ofrece la transcripción literal y su traducción:

 

AFFAIRS ON THE COAST OF SPAIN.

[FROM OUR PECIAL CORRESPONDENT]

As I reported in my last, civil discord amongst the Intransigentes, who are so closely hemmed in Carthagena, is beginning to make itself both heard and felt. On the 4th, Rear-Admiral Chicarro withdrew his squadron to Alicante to coal and provision, and returned here on the 6th. He steams past the entrance to the harbour about every other day, on which occasions the Intransigentes amuse themselves by firing a few shots, which drop scarcely a third of the distance to him. Ademiral Chicarro has not yet fired; but he is nevertheless slowly and surely gaining the aim he has in view, viz., of starving them out. Cathagena is now, I trust, on the verge of a crisis, and may be looked for to surrender shortly. On the 6th and 7th, the officers of the squadron were permitted to land at Escombrera, in the immediate vicinity of their ships, when very spirited football matches were played, but owing to the unevenness of the ground, and the long confinemet on board ship to which they have been subjected, those who took part in them suffered greatly from the unusual exertion.

 

SUCESOS EN LA COSTA DE ESPAÑA.

[DE NUESTRO CORRESPONSAL ESPECIAL]

Como informé en mi último artículo, la discordia civil entre los Intransigentes, que están estrechamente sitiados en Cartagena, está comenzando a hacerse oír y sentir. El día 4, el Contralmirante Chicarro retiró su escuadra a Alicante para repostar carbón y provisiones, y volvió aquí el día 6. Cruza navegando por delante de la entrada del puerto casi todos los días, cuando los Intransigentes se divierten disparando unos cuantos tiros, que caen apenas un tercio de la distancia hacia él. El Almirante Chicarro aún no ha disparado; pero, sin embargo, está logrando de forma lenta y segura el objetivo que tiene en vista, a saber, matarlos de hambre. Cartagena está ahora, confío, al borde de una crisis, y se espera que se rinda en breve. Los días 6 y 7 se permitió a los oficiales de la escuadra desembarcar en Escombrera, en las inmediaciones de sus barcos, donde jugaron unos muy animados partidos de fútbol, ​​pero debido al desnivel del terreno, y al largo confinamiento a bordo del barco al que han sido sometidos, los que tomaron parte en ellos sufrieron mucho por el inusual esfuerzo.

El Almirante Nicolás Chicarro, nombrado por el ministro de Marina para comandar la escuadra que sitiaba Cartagena, había nacido en El Ferrol (1812). No vamos a ocuparnos ahora de la historia de esta localidad gallega y de su inmejorable posición geoestratégica con respecto a las Islas Británicas, cuna del fútbol. Quién sabe si quizás Chicarro ya había visto practicar el futbol a los miembros del Channel Squadron que arribaban a las costas gallegas. Sea como fuere, lo cierto es que él y sus hombres llevaron el futbol a Cartagena en 1873.

Gracias a este sorprendente hallazgo, Cartagena pasa a ser una de las pioneras del fútbol español